El califa Umar encargó la conquista de Egipto a Amr ibn al-Aas, quien se lo arrebató a los bizantinos en 641. En la zona del actual El Cairo había una ciudad fortificada, Babilonia, fundada por Trajano (88-117). El curso del Nilo discurría unos 400 m. al este del curso actual y estaba unido al mar Rojo por un canal, lo que hizo de Babilonia un centro en el que recalaban todas las caravanas y ejércitos que atravesaban Egipto.
Cerca de Babilonia Amr ibn al-Aas construyó al-Fustat (“el campamento”), que mantuvo la actividad comercial y en 1168, cuando fue destruida, tenía más de 200.000 habitantes. Al-Fustat se organizó en barrios según los grupos tribales que formaban el ejército. En el más importante Amr construyó una pequeña mezquita (sin patio, sin minarete, sin mihrab), un baño público, una fortaleza y un puerto fluvial.
Durante su primer siglo de existencia al-Fustat creció hasta alcanzar los 50.000 habitantes (sin contar a los esclavos, los clientes y los coptos) y un aspecto de verdadera ciudad con barrios de mercaderes y artesanos. Al mismo tiempo se produjo la progresiva arabización e islamización de la población autóctona.
En 641 Egipto es una provincia dependiente del Califato omeya de Damasco. En 750 el poder pasa a los Abasis de Bagdad y fundan al-Askar (“el campo”) para señalar la existencia de un nuevo califato. En 786 se construyó una mezquita y algunos palacios, aunque fue al-Fustat quien siguió siendo una ciudad viva, mientras que al-Askar era el centro político y administrativo.
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